La relación con el
número es una constante propia de la naturaleza humana. Nuestra existencia está
ordenada en base a ellos. La Numerología es la Ciencia que intenta entender
este ordenamiento.
Un clásico de Helyen Hitchcock
“Numerología, Portal del Destino”, es uno de los grandes clásicos de la literatura moderna en torno a
la cuestión de los números y, principalmente, una guía práctica acerca de qué
podemos hacer con ellos en nuestra vida cotidiana. Cuando Helyn Hitchcock
escribió este libro lo tituló Helping Yourself
with Numerology, es decir Ayudándose
con la Numerología. La autora quería que el lector pudiese, mediante una
serie de técnicas aplicables a la vida cotidiana, descubrir el símbolo y el
poder que encierran los números y hacer que éstos le explicaran muchos aspectos
de su personalidad, del entorno en el que vivimos y de la tendencia que marcan
en nuestro futuro. Hitchcock logró su cometido, convirtiendo a su obra en
una de las más leídas en su género.
La intención de lograr
un manual que nos ayudara a comprender el extraño mundo de números que nos
rodea, está planteada en la primera frase del prólogo: ¿Qué puede hacer este libro por usted? La pregunta permite no sólo
entrar en el campo de la numerología sino que nos abre el camino a una
comprensión diferente en el que las cifras se convierten en mensajes
comprensibles a nuestras psiquis, permitiéndonos entender cómo impactan en nuestras
emociones y nuestra percepción del mundo.
La Ciencia de los
Números, a la que nos referimos habitualmente como “Numerología”, es tan
antigua como el hombre. El número es anterior al lenguaje. De alguna manera, el
número estructura al lenguaje del mismo modo que el lenguaje estructura el
pensamiento. De allí que desde tiempos muy remotos los números hayan reinado
sobre la vida del Hombre. ¡Y lo sigan haciendo! Helyn Hitchcock ha estudiado estas
correspondencias y el resultado es justamente una obra que puede hacer que
usted se ayude a sí mismo con la Numerología.
La clave está en
comprender que los números no sólo tienen un valor cuantitativo sino que, como
símbolos, adquieren una dimensión metafísica con un significado definido dentro de ellos. La autora no duda en afirmar que poseen características dinámicas
interiores que modelan el propio destino. Esta aseveración tiene
antecedentes complejos, pues los números han formado parte de los esquemas
esotéricos de muchas disciplinas filosóficas y religiosas. Sabemos que los
cabalistas han hecho de estas relaciones una ciencia, estableciendo vínculos
entre números y letras. Basta decir que, en el idioma hebreo, las letras poseen
una relación directa con el número. Son letras, y como tal, emanaciones
divinas, pero a su vez son números que encierran el significado real de la
letra y que éstas, al agruparse en palabras, adquieren valores numéricos
específicos. El símbolo central de la Cábala –nos referimos al Árbol
Sephirotal- está integrado por una década de atributos emanados de Dios, unidos
entre si por 22 vías o senderos. El número 22 expresa características muy bien
definidas en la obra que comentamos, al igual que el 33.
Números y Letras en el Alfabeto Hebreo
La numerología fue
desarrollada por los antiguos sumerios y egipcios. Para ellos, los números
también representaban deidades en tanto que, agrupados en cifras contenían
mensajes vinculados al presente y al futuro de las cosas. La Numerología como
ciencia fue aplicada en todo el mundo clásico y encontró en Pitágoras al más grande
de sus maestros. La tetractys pitagórica es otro buen ejemplo de la década como representación de lo sagrado. Muchos se sorprenderían si conociesen
los extensos tratados que sobre números y caligramas han escrito los monjes de
la Edad Media intentando comprender la naturaleza del hombre y el Universo que
lo rodea.
La Tetraktys Pitagórica
Los números han sido
determinantes en asuntos que habitualmente dejamos de lado, o no comprendemos,
simplemente porque no los vemos hasta que alguien nos los explica. Un ejemplo
claro es el numero 40. ¿Por qué denominamos cuarentena al período de
purificación? Simplemente porque de las escrituras judeocristianas surge que
cuarenta días duró el diluvio, cuarenta años vagó el pueblo hebreo antes de
entrar en la Tierra Prometida, cuarenta días pasó Jesús en el desierto. Todos
estos procesos han tenido que ver con la purificación. De allí que aquello que
está impuro o contaminado debe “ponerse en cuarentena”.
Helyn Hitchcock no sólo
nos explica qué es la numerología, sino que desde el principio del libro lo
hace con ejemplos. No se queda en el campo teórico sino que de inmediato nos
sumerge en un mundo de significados que nos enseña a organizar en un gráfico
numerológico. A partir de ese momento el libro se convierte en una aventura.
Los nombres toman una dimensión inimaginable. Nos hablan sobre el destino y el propósito
de la vida; nos apartan del concepto de adivinación para hablarnos de un
sendero natal, de una tendencia a la manera que se nos explica la influencia de
los astros. Nos invita a explorar nuestros talentos y debilidades, porque al
conocer aquellos desafíos a los que estamos expuestos esto nos permite conocer
acerca de los escollos que la vida nos depara. De allí en adelante otra puerta
fascinante nos eleva hacia dimensiones espirituales que tienen que ver con la
comprensión del Universo, regido por las mismas relaciones numéricas a una
escala mayor, pero similar a las que rigen en nuestra vida diaria. Incluso la
sorprendente cuestión del nombre propio y de cómo su alteración puede producir
cambios profundos en nuestro futuro. ¿Acaso los monjes cristianos o budistas no
cambian su nombre al ordenarse como símbolo de una vida nueva?
Entrar en el mundo de
los Números es, en definitiva, acceder al juego primordial que ha dado vida a
todo lo que existe.
excelente libro, lo tienen en formato virtual? donde? no lo he conseguido en ninguna libreria de la web.
ResponderEliminarSaludos,
manfredojustiniano@gmail.com